Viñales es un municipio con una enraizada tradición oral, en su acervo cultural cuenta con un gran potencial de decimistas e improvisadores, cuenteros populares y otras tradiciones típicas de la zona como el café, tabaco, malanga, y la música tradicional. Tradiciones y costumbres que, con el devenir del tiempo, han perdido progresivamente su presencia en la vida cotidiana de los lugareños como consecuencia de los nuevos elementos que el desarrollo económico y social ha incorporando; razón por la cual se hace necesario e imprescindible el rescate de estas tradiciones y costumbres potencializando así los verdaderos valores de nuestra cultura.
Fundamentación:
Declarado por la UNESCO como Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad, en Viñales coinciden extraordinarios valores naturales, históricos y culturales que merecen y justifican la existencia de un proyecto como Ventana al Valle; a lo cual se suma que es uno de los pocos municipios del país que ha sido catalogado como Grupo Portador con respecto a la Tradición Oral; pero… ¿adónde fueron a parar las acciones que lo catalogan como tal? ¿Por qué desaparecieron los guateques en las noches de nuestros campos? ¿Dónde quedaron las noches de cuentos alrededor de un hombre, contagiando la atmósfera con la fantasía de alto vuelo imaginativo lleno de misterios, de historias sorprendentes que nos llevan a dudar de su credibilidad pero a la vez nos llenan el alma y nos reconforta el espíritu? ¿Qué ha pasado con esas noches o días de intercambio familiar y social en torno a un café auténtico con la aureola de humo del más campechano tabaco?
Cualquier viñalero que ame y sienta en sus entrañas el orgullo de formar parte de este entorno deberá sentirse muy afligido al tratar de analizar y responderse estas sencillas preguntas, resultando muy evidente que el desarrollo económico y social, los impactos provocados por la actividad del turismo y la apatía de algunos insensibles tan sólo amparados en su pequeña parcela de poder han desplazado muy sutilmente aspectos fundamentales que forman parte de esta enraizada cultura que nos identifica; los decimistas y cuenteros han pasado al final de la fila tradicional y corren, cada minuto, el peligro de desaparecer. Permitirlo sería aceptar que estamos perdiendo nuestra identidad y cubanía.
Cuando hablamos de identidad en su acepción más genérica, debe tenerse en cuenta que la misma está caracterizada por ciertos rasgos particulares de carácter social, y que ésta es un proceso dinámico y dialéctico que se hereda, que se recibe y que, como elemento vital, se enriquece a través de los años con el propio actuar de los hombres.
No olvidemos conceptos claves como los que destaca el escritor viñalero, miembro de la UNEAC, Alfredo Galiano en el prólogo del libro Cuando alguien te diga, de Miguel Angel Días Catalá: “ La literatura oral se basa, como se sabe, no en textos fijados de una vez por todas mediante un sistema de notación gráfica, sino en la memoria de la colectividad o de sus especialistas literarios. Latente en sus portadores, el texto verbal se actualiza oralmente, en general ante el público, y es asimilado en cada oportunidad por una nueva generación de depositarios. El texto se renueva constantemente, es siempre otro en cada performance o representación.
“Es un hecho demostrado que la literatura de tradición oral carece de difusión, aunque generalmente posea elementos de valor: expresa la experiencia histórica de la comunidad y encarna sus resultados; revela tradiciones, hábitos y particulares concepciones del mundo y la vida. Todo ello, sumado al concierto nacional, configura la identidad.
“Es en verdad sorprendente el arraigo que tiene la oralidad en Viñales (se puede afirmar, sin pecar de absolutos, que aquí se dan casi la totalidad de las formas en que se manifiesta dicho fenómeno en Cuba), todo lo cual indica la necesidad de realizar un estudio serio, abarcador, capaz de englobar el conjunto ”.
Teniendo en cuenta lo antes expuesto, se impone, además de un estudio, un proyecto sociocultural que sea capaz de rescatar, revitalizar y viabilizar todos estos valores y ponerlos en función de nuestras comunidades, del disfrute de nuestros pobladores que sienten la nostalgia de su pérdida o deterioro y, sobre todo, sensibilizar a las nuevas generaciones que, aunque de momento lo ignoren, innegablemente son parte de esta auténtica cubanía y deben ser los continuadores y defensores de las tradiciones que nos identifican.
Por estas razones, hemos concebido el proyecto “Ventana al Valle”, donde se perciben objetivos y acciones que dejarán constancia para la historia cultural de nuestro pueblo de una de las páginas más dignas del acervo local: el recate y promoción de nuestras más auténticas raíces, demostrando así al mundo quiénes somos, de dónde venimos, por qué luchamos y qué es lo que queremos a favor de la Cultura Popular Tradicional.